LEONESES CELEBRAN CON DEVOCION MARIANA LA GRITERIA CHIQUITA DEL 14 DE AGOSTO

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Este 14 de agosto, como parte de los honores a La Asunción de la Santísima Virgen María, en León, decenas de católicos y turistas nacionales y extranjeros participarán de la peregrinación de turismo y cultura religiosa, evento que se lleva a cabo por segundo año consecutivo. Este año se conmemoran los 66 años de la tradicional Gritería Chiquita o de penitencia, que data de 1947, cuando fue instaurada por monseñor Isidro Augusto Oviedo y Reyes, Obispo de la Diócesis de Occidente, tras una erupción del volcán Cerro Negro.

Según Jacinto Salinas, director de la Casa de Cultura de León, la peregrinación inicia desde las ocho de la mañana y el primer destino es el Complejo Volcánico Las Pilas-El Hoyo, y de allí siguen hasta el volcán Cerro Negro. “En las faldas del coloso fue construida una grieta con piedras y arena del Cerro Negro, que sirve de altar a la venerada imagen.

Luego se recorre en procesión alrededor de cinco comunidades aledañas hasta llegar a unas hermosas enramadas, donde se elevan los rezos y rogativas”, detalló Salinas. En el punto se espera que los habitantes de las comunidades Los Calero, El Pastal, Los Urroces, El Porvenir y Rota, se sumen a la actividad religiosa. Altares en concurso Hoy también se desarrolla el concurso de los altares que los fieles católicos elaboran, usualmente inspirados en el motivo por el cual se celebra tan importante evento.

Olga Maradiaga, responsable del Departamento de Cultura e Historia de la Alcaldía de León, explicó que el concurso de altares tiene la finalidad de rescatar el origen de dicha celebración. “El obispo Oviedo y Reyes imploró a María Santísima su intercesión para que aplacara la ira del volcán, que hacía avanzar cada vez más su corriente de lava hacia las comunidades cercanas”, dijo Maradiaga.

La funcionaria destacó que los tres primeros lugares del concurso recibirán diplomas y premios de C$2,000 y C$5,000. En años anteriores se han inscrito alrededor de 60 altares, que promueven la música y cantos dedicados a La Purísima, al tiempo que obsequian a los pobladores con dulces, bebidas y artículos artesales, también con objetos piadosos como medallitas